jueves, 11 de diciembre de 2014

Un año de ilusión



Aquí estoy, sentada en la mesa de mi consulta e intentando escribir unas líneas haciendo un repaso de lo que ha supuesto este año.

Y es que hoy, día 11 de Diciembre, se cumple un año desde que abrimos las puertas.

Parece mentira, un año ya. Aquel proyecto que comenzaba entre pinzas, que rondaba mi cabeza y que finalmente un día vio la luz.

Un año de esfuerzos. Cualquiera que se considere emprendedor, que haya luchado por una idea hasta verla hecha realidad, sabrá los momentos difíciles que acarrea. Pero, estoy segura de que también reconocerá todo lo positivo que se recibe a cambio.

Simplemente, al echar la vista atrás a este tiempo, quiero dar las gracias por todo el apoyo recibido por parte de familia y amigos. Ellos son los pilares fundamentales en los pasos que damos y las decisiones que tomamos en nuestra vida, y en mi caso así ha sido.

Y gracias a ti... si a ti, esa persona que un día decidiste que un psicólogo podía ayudarte, ese día que decidiste que podía ser yo tu ayuda. Gracias por tu confianza, por tu constancia en el trabajo de terapia, gracias por tu enseñanza porque sé que siempre se aprende algo nuevo con cada paciente. Pero sobre todo, gracias por tu esfuerzo, ya que junto al mío han sido necesarios para que hayas conseguido la ayuda que buscabas.


Por un año cumplido con ilusión, y ¡que sean muchos más!

lunes, 3 de noviembre de 2014

TODOS TENEMOS GRIETAS... ¡SACA SU LADO POSITIVO!


            "Un aguador de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

            Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta su casa, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se veía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.



            Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.” El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: “Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.”

            Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

            El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”

Anónimo hindú

¿Cuántas veces nos focalizamos únicamente en nuestros defectos y nos castigamos por ellos?

Todos tenemos grietas. Piensa... ¿es posible que dónde tu ves un error los demás vean algo positivo?

Valórate con tus defectos y tus virtudes. Valórate y acéptate, ¡quiérete como eres! Sólo cuando consigas sonreírte por ser tú mismo, podrás ser feliz junto a los demás.

      

miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Dónde está el diván?

- ¿Y tú? ¿A qué te dedicas?

- Soy psicóloga

- ¿Psicóloga? Oye... ¿me estás psicoanalizando?

Este modelo de conversación, lo hemos vivido, si no todos, la gran mayoría de los psicólogos de hoy en día. Parece que cuando una persona ajena a nuestra profesión conoce a qué nos dedicamos, directamente piensa en que les vamos a psicoanalizar. Y es algo normal, siendo un aspecto conocido por todos debido a su aparición en novelas, películas...

Por supuesto, dentro de la psicología hay muchas vertientes diferentes, y tiene que quedar claro que todas ellas son, y deben ser respetadas. Pero, por esa misma razón, hay que entender que cada vertiente trabaja de una manera y cada persona por sus características personales, puede estar más a gusto con una manera de trabajar u otra.

Cada vez me encuentro con más preguntas de la gente acerca de mi trabajo. El desconocimiento del oficio del psicólogo es tal que en mi opinión es uno de los primeros causantes de que mucha gente no valore hasta qué punto le puede ayudar en un momento determinado de la vida.

"Yo no creo en psicólogos". La psicología no es algo en lo que haya que creer o no. No somos adivinos, no leemos la mente, no nos inventamos tratamientos y hacemos "probatinas" con nuestros clientes. No.

La mayoría de las personas que han visitado mi consulta me han preguntado "¿Y dónde está el diván?". No tengo, pues realmente no lo necesito en mi terapia. "Entonces...cómo trabajas?" Sigue leyendo y te lo explicaré.

Yo soy psicóloga especialista en terapia cognitivo-conductual. ¿Qué es?. La terapia cognitivo-conductual es la única en la que sus tratamientos se basan en estudios científicos validados empíricamente. ¿Esto qué quiere decir? Pues que todas las técnicas que se utilizan en la sesiones de terapia han sido probadas en numerosos estudios, realizados por grandes expertos en la materia. Es decir, son técnicas reconocidas por sus efectos positivos en gran número de personas.



El psicólogo es un profesional de la conducta humana y trabaja con problemas emocionales. Un problema emocional es una reacción que la persona ha aprendido en un momento concreto de su vida, y que le está controlando. Igual que esa reacción se ha aprendido, también puede desaprenderse. Ahí es donde entra el trabajo del terapeuta, quien enseñará a la persona las técnicas necesarias para que poniéndolas en práctica día a día pueda solucionar su problema.

Digamos, que el psicólogo cognitivo-conductual es como un entrenador. Enseña a la persona las herramientas necesarias para solucionar su problema y le entrena a ponerlas en práctica. El psicólogo no resuelve directamente las dificultades de sus clientes, si no que les proporciona los métodos para hacerlo ellos mismos. De ahí que las sesiones de terapia sean muy dinámicas y prácticas.

Las sesiones suelen tener una frecuencia semanal y... ¿en qué consisten?
  • Primero tienen lugar unas sesiones de evaluación, en las que el psicólogo va recabando la información necesaria acerca del problema de la persona.
  • Después, viene una sesión en la que el psicólogo ya tiene una hipótesis del problema. Cómo se ha originado, por qué todavía se mantiene... y se plantean las técnicas que van a utilizarse en la intervención.
  • Seguidamente empiezan las sesiones de intervención. ¡Aquí se trabajará duro! El cliente aprenderá las técnicas en la sesión y después las tendrá que ir poniendo en práctica en su día a día.
  • Por último, cuando el problema se haya solucionado, se espaciarán las sesiones y se realizará un seguimiento para comprobar que todo está bien.
Resumiendo, es una terapia activa. En la que tanto la persona como el psicólogo tienen que trabajar, implicarse, y estar motivados para lograr el cambio y mejoría.


martes, 16 de septiembre de 2014

¡HOY ES UN BUEN DÍA PARA SONREÍR!

¿Y cuándo no?

Parece que solo nos acordamos de los aspectos negativos que nos pasan durante el día. Que si no me he concentrado en el estudio, que si he preparado la comida y me ha salido demasiado sosa, que si me he puesto demasiado nervioso en la reunión de trabajo...

 ¿Qué ocurre cuando nuestra mente solo focaliza en estos aspectos? Posiblemente toda la cantidad de cosas que nos han sacado una sonrisa ¡hayan pasado a un segundo o incluso tercer plano!

Así, al hacer un balance de la jornada, será complicado que pensemos que ha sido un día bonito, agradable y del que hemos disfrutado (aunque en más de un momento lo hayamos hecho).

Si recuerdas las últimas veces que te has encontrado a un conocido por la calle y le has preguntado: "¿Qué tal estás?", su contestación probablemente haya sido del estilo: "Bueno, tirando. Aquí sigo agobiado con el trabajo y encima he estado una semana en cama con fiebre"

Seguro que no miente nuestro amigo cuando nos dice esto, es la pura verdad de su situación, pero... ¿no se respira negatividad en su respuesta? Estoy convencida que en la mayoría de estas situaciones, se podría contestar de otra manera, pues no todo lo que nos ocurre es tan amargo. Por ejemplo, "Bien, ahora mejor, porque he estado enfermo unos días, pero ya recuperado y con fuerzas para afrontar el trabajo de nuevo".

No es cuestión de mentirnos a nosotros mismos y quitarle importancia a nuestros problemas. Simplemente es darle el protagonismo justo y necesario.

¿Qué podemos hacer entonces para darle el valor que se merece a los momentos positivos vividos?

Te propongo un juego:
  •  Antes de irte a dormir, coge una libreta
  •  Anota la fecha de hoy
  •  Escribe 3 cosas positivas que te han ocurrido en el día
Aunque en algunos momentos te cueste sacar los 3 aspectos... ¡no te preocupes! Haz un repaso de todo el día y céntrate solo en aquellas cosas que, por pequeñas que sean, te han hecho sonreír. Desde encontrarte con un viejo amigo por la calle, o reírte con una broma de la radio mientras ibas al trabajo en coche, hasta haber visto a tu hijo feliz volviendo de su primera clase de música.

Recuerda dejar la libreta en la mesilla de noche, y así cada día antes de acostarte podrás repetir el proceso.

Pronto descubrirás que, podemos ser un poco más felices cuando llenamos nuestra mente de positivo. Estar recordando las calamidades solo nos ayuda a estar tristes, sentirnos fracasados. La vida es una balanza entre positivo y negativo... no olvides que lo positivo tiene un gran valor y ¡merece ser recordado!

martes, 19 de agosto de 2014

EL SUICIDIO. AQUEL EXTRAÑO



En las últimas semanas los medios de comunicación han ardido de noticias sobre el fallecimiento del actor Robin Williams. Internet y las redes sociales también se ha sumado con mensajes, entradas, comentarios... incluso han salido nuevos artículos relacionados con ello, con la enfermedad mental, la depresión, el Parkinson, el suicidio... todo lo que ha envuelto la trágica noticia.

Suicidio, una palabra desconocida. De la que los medios de comunicación hablan y mediatizan y consiguen que esté en boca de todos, pero sin a veces conocerla del todo.

Sigue siendo considerada, para muchos, una palabra tabú. Da miedo pronunciarla, y más aún, nos aterra preguntar a una persona si alguna vez ha pensado en quitarse su propia vida. Quizá por temor a la contestación y a no saber cómo actuar si la respuesta en SI.

El suicidio es, en la mayoría de los casos, la última salida que encuentran las personas deprimidas para escapar de su situación. Llega un momento en el que es su propia vida la que les pesa, cada hora, cada minuto, cada segundo... las razones para vivir parece que ya no existen y quitarse la vida es visto como la única solución para acabar con tanto sufrimiento.



Durante mucho tiempo se ha hablado de los mitos del suicidio. Falsas creencias que corren por las mentes de la mayoría de las personas, pero que como su nombre indica, son totalmente falsas. De todas ellas yo me quedo con tres:

  • Hablar de suicidio influirá en querer llevarlo a cabo: Aquí es donde viene el miedo social a hablar de suicidio. Pensamos que si hablamos abiertamente este tema con una persona que tiene ideas de suicidio, aumentará el riesgo de que lo llegue a realizar. Bien, esta afirmación es totalmente falsa. De hecho se cree que hablar del tema no solo ayuda a normalizar la situación y aceptar el suicidio como una respuesta de escape de la persona que sufre, sino que además puede producir el efecto contrario y disminuir el deseo de llevarlo a cabo.
  • Las personas se suicidan sin previo aviso: Falso. Una persona no se quita la vida de la noche a la mañana, y siempre existen "signos" visibles en la persona que está sufriendo. Posiblemente esté pasando por un proceso depresivo, lo cual dejará a la vista diversos síntomas que nos pueden alertar, o tenga algún otro tipo de trastorno psicótico, el cual también se habrá hecho visible previamente.
  • Las personas que dicen que se van a suicidar realmente no lo hacen: tengamos cuidado con esto. Un alto porcentaje de las personas que se suicidan ya habían avisado previamente de sus intenciones. Por ello, estemos alertados con el típico comentario de "lo dice para llamar la atención". Quizá más que una llamada de atención es un grito de socorro.

El suicidio, como ya he dicho, no deja de ser la única manera de escapar que encuentran algunas personas en momentos de angustia. Por ello, intentemos (sobre todo los psicólogos y psicoterapeutas) descifrar los signos previos que nos puedan indicar ideas suicidas y tratemos el tema abiertamente en terapia. Una ayuda a tiempo puede cambiarlo todo.

viernes, 8 de agosto de 2014

ADULTOS MODELOS & NIÑOS ESPONJAS

Como psicóloga que soy, me gusta observar a los demás. Y cada vez me doy cuenta de que lo hago más. Intento aprender siempre algo nuevo del comportamiento de una persona con mirarle, observar sus movimientos, sus palabras, sus silencios... Y claro está, los que primero sufren mi afán de observación (y que poco a poco, algunos ya van dándose cuenta) son mis amigos cercanos y mi familia.

Pero, de entre todas las personas, a la que más me gusta observar es a mi sobrino. Un precioso niñito de 2 años y medio, con rizos de oro y sonrisa de pillín. Ver cómo va descubriendo el mundo por sí mismo es un auténtico regalo. Y darte cuenta de que es una auténtica esponja a la hora de aprender (como todos los niños a esa edad), no hace más que reconfirmar las viejas teorías del aprendizaje.




Por ejemplo, solo es necesario pararse a mirar a los niños que tenemos a nuestro alrededor, y darnos cuenta de que un gran porcentaje de lo que aprenden lo hacen al fijarse en los demás. Este tipo de aprendizaje, denominado aprendizaje vicario o por observación, nos convierte a todos los adultos que rodeamos a esos niños, en modelos, en sus figuras de apego a las que ven como guías de su todavía corta vida. Esto es algo que todos sabemos, no es nada nuevo, pero ¿somos realmente conscientes de la importancia de este hecho?

"CHILDREN SEE, CHILDREN DO" ("Los niños ven, los niños hacen"). Es uno de esos vídeos ilustrativos que recorren el mundo entero y que es utilizado en cantidad de charlas y conferencias acerca de psicología y psicopedagogía infantil. Quizá extremo para algunos, pero totalmente cierto.

Al ver el vídeo, y pensar en el trabajo del día a día con niños, me viene a la cabeza un principio básico que debemos recordar: SER CONGRUENTES con lo que decimos y lo que hacemos.

No es difícil encontrar situaciones en las que existe una gran incongruencia entre lo que pedimos a los niños y lo que nosotros hacemos. Por ejemplo, la maestra que en un intento de hacer callar a su alborotada clase dice gritando: "¡He dicho mil veces que en clase no se gritaaaa!"; o también el padre que viendo a su hijo como pega a otro niño en el parque se acerca a él y le pega un cachete mientras le dice: "¡Te he dicho que NO se pega!"

En estas situaciones se crea una contradicción para el niño: ¿si no se puede gritar en clase, por qué mi profesora me habla gritando? Inevitablemente, será más probable que ese niño vuelva a gritar, a si, por el contrario, observa como su maestra habla en un tono tranquilo y normal.

Los niños van a aprender según lo que observen en los demás y no es de utilidad darles una gran cantidad de órdenes y normas si no ven que sus propios padres o profesores las cumplen.

Ya sea con temas cotidianos del día a día, aparentemente carentes de importancia, o con temas y situaciones más complicadas como las que pueden interpretarse en el vídeo, tenemos que ser siempre conscientes de la influencia que nuestras acciones tienen en los más pequeños.


No olvidemos, que nosotros somos sus figuras de apego y modelos más cercanos, y ellos, son verdaderas esponjas.

viernes, 23 de mayo de 2014

Preparados, listos...arrancamos!

Hoy, comienza una nueva aventura para mí. Este blog, es un elemento más que se suma al proyecto en el que estoy sumida desde hace ya varios meses.

Un proyecto que comenzó de repente, una idea que un día llamó a mi cabeza y se fue haciendo un hueco cada vez más y más grande. Era un sueño sí, pero parecía de esos que se quedan por las nubes, que rondan nuestra mente pero que al final acaban desvaneciéndose.

No fue así, las ideas fueron cogiendo forma, se plasmaron en papel y tras varios meses, me vi colocando mi propio rótulo de psicóloga en la puerta de la consulta. Parecía mentira, y yo misma a veces lo miraba con sensación de irrealidad.

Pero aquí estoy, después de varios meses de trabajo puedo decir que elegí bien, di el paso correcto y sí, me siento feliz. :)

Este blog es un pequeño rinconcito de mí misma, donde poder compartir reflexiones y pensamientos. Por supuesto, es un blog de psicología, pero no exclusivamente de ella. Es un blog de la vida misma, de las pequeñas cosas cotidianas, de los momentos que nos sacan una sonrisa y también de los que despiertan nuestras lágrimas. Un lugar donde poder compartir aquellas cosas que endulzan nuestra vida y que hacen que merezca la pena vivirla.

Y sí, como decía, la psicología tendrá su papel importante aquí. ¿Por qué? Primero, porque he conseguido que forme parte de mi trabajo a la vez que de mi vida personal. Y segundo, porque creo firmemente en ella. Soy de las personas que opinan que todos podemos cambiar nuestra forma de actuar, de pensar en un momento determinado, y así hacer frente a los obstáculos que nos vamos encontrando en el camino de la vida. Porque la vida, es un continuo aprendizaje y tenemos que estar siempre dispuestos a sumergirnos en él.

¿Por qué "La vida de color Turquesa"? Por un lado, desde que me lancé en toda esta historia ha sido el color que me ha seguido paso a paso. Si bien todas las personas de mi alrededor, me aconsejaban incluir el azul como color corporativo de mi nuevo "negocio", yo quería salir de la típica tonalidad que nos recuerda a médicos y hospitales, y el turquesa (bien de moda en estos tiempos) era el color perfecto. Y, cada día estoy más contenta de haberlo elegido.


Por otro lado, me considero muy fan del optimismo, de las personas que ven el vaso medio lleno, de los que exprimen las cosas buenas del día a día y no se centran tanto en las malas. Pero no se trata de vivir viendo todo teñido de rosa. La esencia está en ver la vida de manera realista, ser conscientes de todas las cosas positivas que nos ocurren, porque siempre hay muchas, por pequeñas que sean. Y aceptar la parte negativa de la balanza, por supuesto, pero sin darle mayor protagonismo del que necesita. En definitiva: ver "La vida color Turquesa" para mí es disfrutar de un optimismo saludable.