martes, 16 de septiembre de 2014

¡HOY ES UN BUEN DÍA PARA SONREÍR!

¿Y cuándo no?

Parece que solo nos acordamos de los aspectos negativos que nos pasan durante el día. Que si no me he concentrado en el estudio, que si he preparado la comida y me ha salido demasiado sosa, que si me he puesto demasiado nervioso en la reunión de trabajo...

 ¿Qué ocurre cuando nuestra mente solo focaliza en estos aspectos? Posiblemente toda la cantidad de cosas que nos han sacado una sonrisa ¡hayan pasado a un segundo o incluso tercer plano!

Así, al hacer un balance de la jornada, será complicado que pensemos que ha sido un día bonito, agradable y del que hemos disfrutado (aunque en más de un momento lo hayamos hecho).

Si recuerdas las últimas veces que te has encontrado a un conocido por la calle y le has preguntado: "¿Qué tal estás?", su contestación probablemente haya sido del estilo: "Bueno, tirando. Aquí sigo agobiado con el trabajo y encima he estado una semana en cama con fiebre"

Seguro que no miente nuestro amigo cuando nos dice esto, es la pura verdad de su situación, pero... ¿no se respira negatividad en su respuesta? Estoy convencida que en la mayoría de estas situaciones, se podría contestar de otra manera, pues no todo lo que nos ocurre es tan amargo. Por ejemplo, "Bien, ahora mejor, porque he estado enfermo unos días, pero ya recuperado y con fuerzas para afrontar el trabajo de nuevo".

No es cuestión de mentirnos a nosotros mismos y quitarle importancia a nuestros problemas. Simplemente es darle el protagonismo justo y necesario.

¿Qué podemos hacer entonces para darle el valor que se merece a los momentos positivos vividos?

Te propongo un juego:
  •  Antes de irte a dormir, coge una libreta
  •  Anota la fecha de hoy
  •  Escribe 3 cosas positivas que te han ocurrido en el día
Aunque en algunos momentos te cueste sacar los 3 aspectos... ¡no te preocupes! Haz un repaso de todo el día y céntrate solo en aquellas cosas que, por pequeñas que sean, te han hecho sonreír. Desde encontrarte con un viejo amigo por la calle, o reírte con una broma de la radio mientras ibas al trabajo en coche, hasta haber visto a tu hijo feliz volviendo de su primera clase de música.

Recuerda dejar la libreta en la mesilla de noche, y así cada día antes de acostarte podrás repetir el proceso.

Pronto descubrirás que, podemos ser un poco más felices cuando llenamos nuestra mente de positivo. Estar recordando las calamidades solo nos ayuda a estar tristes, sentirnos fracasados. La vida es una balanza entre positivo y negativo... no olvides que lo positivo tiene un gran valor y ¡merece ser recordado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario