¿Y cuándo no?
Parece que solo nos acordamos de
los aspectos negativos que nos pasan durante el día. Que si no me he
concentrado en el estudio, que si he preparado la comida y me ha salido
demasiado sosa, que si me he puesto demasiado nervioso en la reunión de
trabajo...
Así, al hacer un balance de la
jornada, será complicado que pensemos que ha sido un día bonito, agradable y
del que hemos disfrutado (aunque en más de un momento lo hayamos hecho).
Si recuerdas las últimas veces
que te has encontrado a un conocido por la calle y le has preguntado:
"¿Qué tal estás?", su contestación probablemente haya sido del estilo: "Bueno,
tirando. Aquí sigo agobiado con el trabajo y encima he estado una semana en
cama con fiebre"
Seguro que no miente nuestro
amigo cuando nos dice esto, es la pura verdad de su situación, pero... ¿no se
respira negatividad en su respuesta? Estoy convencida que en la mayoría de estas
situaciones, se podría contestar de otra manera, pues no todo lo que nos ocurre
es tan amargo. Por ejemplo, "Bien, ahora mejor, porque he estado enfermo
unos días, pero ya recuperado y con fuerzas para afrontar el trabajo de
nuevo".
No es cuestión de mentirnos a
nosotros mismos y quitarle importancia a nuestros problemas. Simplemente es
darle el protagonismo justo y necesario.
¿Qué podemos hacer entonces para
darle el valor que se merece a los momentos positivos vividos?
Te propongo un juego:
- Antes de irte a dormir, coge una libreta
- Anota la fecha de hoy
- Escribe 3 cosas positivas que te han ocurrido en el día
Aunque en algunos momentos te cueste sacar los 3
aspectos... ¡no te preocupes! Haz un repaso de todo el día y céntrate solo en
aquellas cosas que, por pequeñas que sean, te han hecho sonreír. Desde
encontrarte con un viejo amigo por la calle, o reírte con una broma de la radio
mientras ibas al trabajo en coche, hasta haber visto a tu hijo feliz volviendo
de su primera clase de música.
Recuerda dejar la libreta en la mesilla de noche, y así
cada día antes de acostarte podrás repetir el proceso.
Pronto descubrirás que, podemos ser un poco más felices
cuando llenamos nuestra mente de positivo. Estar recordando las calamidades
solo nos ayuda a estar tristes, sentirnos fracasados. La vida es una balanza
entre positivo y negativo... no olvides que lo positivo tiene un gran valor y ¡merece
ser recordado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario