miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Dónde está el diván?

- ¿Y tú? ¿A qué te dedicas?

- Soy psicóloga

- ¿Psicóloga? Oye... ¿me estás psicoanalizando?

Este modelo de conversación, lo hemos vivido, si no todos, la gran mayoría de los psicólogos de hoy en día. Parece que cuando una persona ajena a nuestra profesión conoce a qué nos dedicamos, directamente piensa en que les vamos a psicoanalizar. Y es algo normal, siendo un aspecto conocido por todos debido a su aparición en novelas, películas...

Por supuesto, dentro de la psicología hay muchas vertientes diferentes, y tiene que quedar claro que todas ellas son, y deben ser respetadas. Pero, por esa misma razón, hay que entender que cada vertiente trabaja de una manera y cada persona por sus características personales, puede estar más a gusto con una manera de trabajar u otra.

Cada vez me encuentro con más preguntas de la gente acerca de mi trabajo. El desconocimiento del oficio del psicólogo es tal que en mi opinión es uno de los primeros causantes de que mucha gente no valore hasta qué punto le puede ayudar en un momento determinado de la vida.

"Yo no creo en psicólogos". La psicología no es algo en lo que haya que creer o no. No somos adivinos, no leemos la mente, no nos inventamos tratamientos y hacemos "probatinas" con nuestros clientes. No.

La mayoría de las personas que han visitado mi consulta me han preguntado "¿Y dónde está el diván?". No tengo, pues realmente no lo necesito en mi terapia. "Entonces...cómo trabajas?" Sigue leyendo y te lo explicaré.

Yo soy psicóloga especialista en terapia cognitivo-conductual. ¿Qué es?. La terapia cognitivo-conductual es la única en la que sus tratamientos se basan en estudios científicos validados empíricamente. ¿Esto qué quiere decir? Pues que todas las técnicas que se utilizan en la sesiones de terapia han sido probadas en numerosos estudios, realizados por grandes expertos en la materia. Es decir, son técnicas reconocidas por sus efectos positivos en gran número de personas.



El psicólogo es un profesional de la conducta humana y trabaja con problemas emocionales. Un problema emocional es una reacción que la persona ha aprendido en un momento concreto de su vida, y que le está controlando. Igual que esa reacción se ha aprendido, también puede desaprenderse. Ahí es donde entra el trabajo del terapeuta, quien enseñará a la persona las técnicas necesarias para que poniéndolas en práctica día a día pueda solucionar su problema.

Digamos, que el psicólogo cognitivo-conductual es como un entrenador. Enseña a la persona las herramientas necesarias para solucionar su problema y le entrena a ponerlas en práctica. El psicólogo no resuelve directamente las dificultades de sus clientes, si no que les proporciona los métodos para hacerlo ellos mismos. De ahí que las sesiones de terapia sean muy dinámicas y prácticas.

Las sesiones suelen tener una frecuencia semanal y... ¿en qué consisten?
  • Primero tienen lugar unas sesiones de evaluación, en las que el psicólogo va recabando la información necesaria acerca del problema de la persona.
  • Después, viene una sesión en la que el psicólogo ya tiene una hipótesis del problema. Cómo se ha originado, por qué todavía se mantiene... y se plantean las técnicas que van a utilizarse en la intervención.
  • Seguidamente empiezan las sesiones de intervención. ¡Aquí se trabajará duro! El cliente aprenderá las técnicas en la sesión y después las tendrá que ir poniendo en práctica en su día a día.
  • Por último, cuando el problema se haya solucionado, se espaciarán las sesiones y se realizará un seguimiento para comprobar que todo está bien.
Resumiendo, es una terapia activa. En la que tanto la persona como el psicólogo tienen que trabajar, implicarse, y estar motivados para lograr el cambio y mejoría.